abril 20, 2009

Si, acepto

Me adelanto a digerir la disculpa ofrecida,
la recibo indignado por no poder sentirla sin el trozo de entraña que guardaba ilusión y magia.

Des Iluisonado, con pies en tierra y manos en alza, me prescribo unas notas dulces para paliar mi memoria sensible, acostumbrada a lo natural del tacto y su festival de sensaciones bellas...
Que coalición maravillosa es despositarnos en el espacio que media entre nuestros halitos.

Llego a destiempo a recibir tu disculpa, pero la acepto,
te entrego la redención que mi falta de orgullo al recibirte permite.

1 comentario:

María de Magdala dijo...

A veces la memoria es enemiga del perdón, pero también el amor y la belleza es enemiga del orgullo.

Ahí tu decide que es mejor, yo creo que es fácil la elección.

Cariños invernales y de retorno.